Recuerdo
la vieja canción Techos de Cartón, de Alí Primera cuya estrofa decía “Ud. no lo
va creer, pero hay escuelas de perros, y les dan educación, pa’ que no muerdan
los diarios, pero el patrón, hace años muchos años, que está mordiendo al
obrero. El sufrir del obrero, parece indicar la canción, es la responsabilidad
del patrón. Pero ¿Quién va a castigar al Patrón? ¿Quién dará al obrero una
vivienda digna, un trabajo decente?¿Quién puede eliminar el sufrimiento del
obrero? ¿Quién tiene tal poder? El castigo apropiado sería la expropiación al
patrón, para darle ese poder al obrero.
Al
crear tal expectativa en la mente del obrero, el socialista tiende su trampa.
El nuevo gobierno socialista elimina al patrón apoderándose de toda industria,
productiva o no, de todas las tierras, productivas o no, y de todos los centros de distribución
de alimentos, productivos o no. No más patrón, excepto por uno, el gobierno
socialista que trabaja por el obrero. Ahora basta pedir un techo mejor que el
de cartón, un trabajo digno, suficientes alimentos y medicinas para una buena
salud. El gobierno se encarga de todo. Tal y como en el Feudalismo, el gobierno
se encarga de darte de comer, de darte empleo, salud y vivienda. A cambio, le
das tu trabajo, dedicación y obediencia.
El
problema básico del plan es que para crear una empresa, finca o negocio se
requiere tiempo, experiencia y dedicación. Todo negocio productivo debe estar
en crecimiento para sobrevivir y continuar produciendo bienes y servicios. Si
no es rentable, tiende a desaparecer. Pero los negocios expropiados no quedan
en las manos de los administradores que los han hecho exitosos. No, estos pasan
a ser administrados por los partidarios más fieles del nuevo patrón, el
gobierno. Los nuevos administradores, creyéndose ahora en control de un negocio
productivo, se creen con el derecho de tener un estilo de vida como el patrón
de ayer. Por otro lado los empleados ven no recompensa en la excelencia o el
esfuerzo, volviendo patrón de trabajo al mínimo común denominador: el que se
esfuerza menos, gana los mismo. La corrupción y la pérdida de la meritocracia
acaba entonces con las empresas otrora productivas. Poco a poco, el gobierno
socialista se ve obligado a importar todo lo que ya no se produce. El resultado
es inflación, escasez y mercados negros.
El
patrón es hoy solo uno. El patrón controla tu empleo, tu comida, tus medicinas
y tu vivienda. Antes, tú podías escoger tu patrón, si el primero no te gustaba.
Este no controlaba tu vivienda, o tus alimentos, o tus medicinas. Ya no puedes
escoger tu patrón pues en toda la Nación socialista existe solo uno, que se va
de viaje a Rusia, China a Irán cuando el panorama se le pone gris. La inflación
ha llevado a Venezuela a ser el país con más miseria en el mundo. Esa es nuestra
responsabilidad, porque le dimos a la clase política socialista el monopolio
total sobre nuestras vidas. Nos quedamos con el patrón feudal.
Pero
nosotros que le dimos el control al gobierno tenemos el derecho de elegir,
aunque hasta esto nos han querido quitar. Controlan todos los poderes de la
Nación, inclusive el electoral. Hasta la oposición es socialista y hecha a la
medida del régimen. Nos queda solo el derecho a la protesta y a la rebelión civil.
Basta ver si aprendimos la lección de Alí Primera, pues ese patrón que hoy está
mordiendo al obrero, es el gobierno socialista.