sábado, 21 de junio de 2014

La Nacionalización del Petróleo: Como nos perjudicó.

La Nacionalización del Petróleo: Como nos perjudicó.


¿Cuántas veces oí decir a mis maestros de primaria: Venezuela es un país rico? ¿docenas?, no centenas de veces. En aquellos tiempos (60’s-70’s), Shell, Mobil, y otras muchas empresas transnacionales extraían el petróleo y pagaban impuestos al gobierno. Entonces los adecos decidieron que era hora de echar mano al trabajo de otros y usufructuar la riqueza de nuestro subsuelo, sin darse cuenta de consecuencias no deseadas. Los años 70 fueron años de abundancia. En aquel tiempo este servidor vivía an Brasil y con cada visita a Venezuela parecía que se vivía cada vez mejor. Pero no duraría. Es como el pobre que gana la lotería y malgasta el dinero en pocos meses para volver a ser lo que siempre fue, pobre. 

Aquellos que ven la pobreza como inevitable les gusta decir que el venezolano tiene el rancho metido en la mente, o algo por el estilo, implicando que no sabemos como, ni queremos salir del estado en que estamos. Para mí, la clase política socialista nos ha mantenido en la pobreza por su propio interés, auto proclamándose los representantes del “Pueblo” (mal uso de la palabra para indicar clases necesitadas) adjudicando la existencia de la pobreza a una falsa “injusticia social”. Se ha convertido un crimen hacerse rico en Venezuela, porque solo el aprovechador parece tener éxito mientras que el empresario que busca crear y producir bienes y servicios beneficiosos, son tildados de “oligarcas” y sus negocios expropiados, sea cual sea su nivel de rentabilidad. La realidad es que los gobiernos socialistas, desde los 60 hasta hoy, son más responsables por la pobreza en Venezuela que cualquier cantidad de empresarios. Me explico:

La nacionalización del petróleo le ha dado por años a la clase política socialista lo que sería metafóricamente una tarjeta de crédito sin límites, basado en un tesoro por extraer en un futuro más o menos lejano. En lugar de acumular esta riqueza en reservas intocables que aseguren la prosperidad del país, decidieron usar el dinero para comprarse votos, sin darse cuenta de que a largo plazo el crédito disminuye con el gasto desmedido. Una manera más inteligente de beneficiar al país sería equivalente a poner nuestro dinero en ahorros y gastar solo los intereses. En el caso de un país como Venezuela, alentar y promover la empresa privada a crear empleos dignos y productivos daría suficientes ingresos al gobierno para mantener sus actividades más básicas en lugar de hacerse el empleador número uno no solo del país sino de Latino América entera. Recuerdo haber leído en los 80 el caso de un hospital público con una sola ambulancia pero 9 choferes cobrando salario por manejarla. Hoy, el número de ministerios y empleos burocráticos se han agigantado. Empleos estos que son mayormente improductivos que no contribuyen con nada al bienestar de la ciudadanía. Mientras más se monopoliza todo, mejor el chance de corrupción. El objetivo de la clase política socialista no es desarrollar el país, es enriquecerse personalmente.

Aún hoy, tenemos a prominentes políticos como Henrique Capriles que continúa a decir que en la pobreza se debe a la “injusticia social” indicando que hay que “redistribuir la riqueza”, una riqueza que está predominantemente en los bolsillos de la clase política socialista. En Venezuela es rutina crear programas sociales grandiosos, que comienzan con bombos y platillos, un gran gasto inicial, y con mucho crédito para el gobierno de turno. Después de unos cuantos años o hasta meses, el dinero requerido para mantener el esfuerzo se acaba, y entonces el programa se hace una carga, no una solución. Para entonces ya nadie habla del famoso programa, es entonces hora de inaugurar un nuevo programa con bombos y platillos, y así sigue el ciclo vicioso. 


Venezuela necesita cambiar de rumbo. El dinero de PDVSA (si es que se puede recuperar a la empresa) debe ser distribuido entre los venezolanos por igual y sacar a la clase política socialista de la ecuación. Los gobiernos deben estar encargados de promover la empresa privada en lugar de tomarla por asalto. Solo entonces veremos un crecimiento económico como nunca antes en nuestra historia, y la pobreza comenzará a disminuir paulatinamente. Ese es mi sueño para Venezuela. La única manera de generar una vida mejor para nuestros hijos.