miércoles, 10 de diciembre de 2014

Usemos el Poder de Nuestro Subconsciente

Cómo usar el poder de nuestro subconsciente

Hace años mis padres, mis 8 hermanos y yo vivíamos en un apartamento en condiciones difíciles. Fue entonces q mis padres invocaron el poder de la oración. Con cierta frecuencia (si recuerdo bien, una vez por semana), rezábamos el rosario en familia, con una sola intensión: la vivienda propia donde todos pudiéramos vivir confortablemente. En pocas semanas estábamos viviendo en casa propia, donde mi madre vive hasta hoy.

Aún si no crees en el poder de la oración, debes saber que la gente de éxito reconoce que para lograr algo es necesario tener algo más que la simple convicción de que se puede conseguir. Es necesario mantener en tu mente el enfoque constante en ese objetivo. Ese pensamiento se pasa al subconsciente (el cerebro reptil), que se prepara para reconocer cualquier oportunidad que se presente y nos impulsa a lanzarnos de todo corazón a aprovechar la oportunidad. Napoleon Hill, famoso proponente de la filosofía del éxito, va mas allá al decir que nuestro subconsciente está en contacto con la “inteligencia infinita” y este contacto es lo que atrae a nuestra vida aquello que queremos intensamente. Tal vez por esto es que Napoleon Hill nos dice que “lo que la mente puede concebir y creer, la mente puede lograr”. ¿Te imaginas el poder que puede tener el uso colectivo de nuestros subconscientes al rezar en familia y/o grupo por la misma intensión? Ese es el poder de la oración, especialmente sin creemos firmemente que podemos lograr lo que queremos.

Earl Nightingale, otro famoso autor y estudiante de la filosofía del éxito nos dice que el secreto es “en lo que piensas te convertirás”, e insiste que nuestro constante enfoque en lo que queremos es lo que nos lo traerá. Henry Ford, famoso fundador de Ford Motors decía “si crees que puedes, o si crees que no puedes, estás en lo cierto”, insistiendo que para lograr el éxito en nuestras tareas, es necesario creer que lo podemos lograr. Mahatma Gandhi va aún más allá sugiriendo que debemos ser cuidadosos en el uso de nuestras palabras porque ellas se convierten en nuestros hábitos. No debe sorprender pues, que la Iglesia insista en que pidamos a Dios aquello que queremos en frecuente uso de la oración. Pero es crítico que lo hagamos a diario, y que nos concentremos en uno o dos peticiones y que utilicemos a diario unos minutos en pensar en nuestro objetivo hasta lograrlo.


Mi propuesta es que los venezolanos de bien, que somos más que mayoría, dejemos de enfocarnos en lo mala que está nuestra situación, y que en lugar pensemos que vamos pronto a lograr una Venezuela de paz, democracia y prosperidad para todos. Pero debemos hacerlo de manera sistemática, tomando posesión de nuestro subconsciente de manera colectiva, a través de la oración en familia, en grupo o en comunidad, una vez por semana, o una vez por día. Invoquemos el poder de nuestro subconsciente y su capacidad de contacto directo con la “conciencia infinita” y vayamos en busca de lo que nos merecemos como Nación: Paz, Democracia y Prosperidad.

martes, 11 de noviembre de 2014

El Chavismo es Estalinismo, no Nazismo

Oirás a mucho socialistas demócratas decir que el chavismo es nazismo. Lo que buscan es absolver a la izquierda moderada de la responsabilidad de explicar al público que los gobiernos generalmente no saben mucho de economía, no saben como manejar una empresa y mucho menos como hacerla productiva. Mientras el comunista quiere el monopolio de todo para obtener absoluta obediencia, el social demócrata quiere conservar la habilidad de atacar a la empresa privada y responsabilizarla de cualquier falla económica, y así ganarse el voto de la mayoría que poco entienden como hacer funcionar a una compañía. Los socialistas demócratas (AD, Copei, UNT y PJ, entre otros), son partidos de izquierda. En Venezuela no existe ningún partido de derecha, lo que hace a la empresa privada un blanco fácil para los ataques de la izquierda. Esta última busca evitar la responsabilidad de las eternas fallas de un sistema que ha fallado en todo el mundo por décadas. 

El Chavismo no es nazismo, es Estalinismo, pues viene del Castrismo. Expropiar todo fue el mecanismo por el cual Castro empobreció a su Pueblo e hizo a Cuba dependiente de la Unión Soviética para sobrevivir, y hoy depende del Petróleo venezolano. Es bueno saber que en los años 50, Cuba era una de las naciones más productivas de Latino América, y hoy es una de las más pobres. La razón es que el Estado es dueño de todo, y tiene el poder de otorgar trabajo, alimento, habitación y medicina, al estilo del Feudalismo. Un país en estas condiciones no pueda competir en el mundo de hoy. Por esto fue que cayó el muro de Berlín. No por razones políticas, o militares, por razones económicas. La Unión Soviética no pudo competir y Michael Gorbachev se vio obligado a otorgar mayores libertades políticas, lo que causó la disolución del Pacto de Varsovia primero, y de la URSS al final. 

Es importante hacer la distinción de que en la Alemania Nazi reinaba el corporativismo. La máquina productiva nazi era eficiente. Las razones de la caída del Nazismo no fueron económicas, fueron militares, una vez que casi el mundo entero, principalmente los EEUU, la URSS y la Gran Bretaña se aliaron contra Alemania. El Nazismo cayó por razones militares. No hay duda de que el Estalinismo y el Nazismo resultaron en la muerte de millones de personas inocentes, una vez que ambos se impusieron por la fuerza, pero solo el comunismo fracasó al no poder competir económicamente.


Es de esperarse que en Venezuela continúe la desidia económica, aún después del chavismo, si los partidos socialistas demócratas permanecen en el populismo e intervencionismo que nos trajo al chavismo. Si por el contrario buscamos crear oportunidades de empleo digno y productivo aupando la empresa privada y atrayendo capital con bajos impuestos y estabilidad jurídica, Venezuela podrá entrar en una face de crecimiento económico donde todos se beneficien y donde la inflación y la escasez sean finalmente superadas. Todos, especialmente los más pobres, se beneficiarán de esa estabilidad económica. Es hora de que los partidos socialista cambien su retórica socialista y se dedique a crear estabilidad y bienestar para todos.

sábado, 21 de junio de 2014

La Nacionalización del Petróleo: Como nos perjudicó.

La Nacionalización del Petróleo: Como nos perjudicó.


¿Cuántas veces oí decir a mis maestros de primaria: Venezuela es un país rico? ¿docenas?, no centenas de veces. En aquellos tiempos (60’s-70’s), Shell, Mobil, y otras muchas empresas transnacionales extraían el petróleo y pagaban impuestos al gobierno. Entonces los adecos decidieron que era hora de echar mano al trabajo de otros y usufructuar la riqueza de nuestro subsuelo, sin darse cuenta de consecuencias no deseadas. Los años 70 fueron años de abundancia. En aquel tiempo este servidor vivía an Brasil y con cada visita a Venezuela parecía que se vivía cada vez mejor. Pero no duraría. Es como el pobre que gana la lotería y malgasta el dinero en pocos meses para volver a ser lo que siempre fue, pobre. 

Aquellos que ven la pobreza como inevitable les gusta decir que el venezolano tiene el rancho metido en la mente, o algo por el estilo, implicando que no sabemos como, ni queremos salir del estado en que estamos. Para mí, la clase política socialista nos ha mantenido en la pobreza por su propio interés, auto proclamándose los representantes del “Pueblo” (mal uso de la palabra para indicar clases necesitadas) adjudicando la existencia de la pobreza a una falsa “injusticia social”. Se ha convertido un crimen hacerse rico en Venezuela, porque solo el aprovechador parece tener éxito mientras que el empresario que busca crear y producir bienes y servicios beneficiosos, son tildados de “oligarcas” y sus negocios expropiados, sea cual sea su nivel de rentabilidad. La realidad es que los gobiernos socialistas, desde los 60 hasta hoy, son más responsables por la pobreza en Venezuela que cualquier cantidad de empresarios. Me explico:

La nacionalización del petróleo le ha dado por años a la clase política socialista lo que sería metafóricamente una tarjeta de crédito sin límites, basado en un tesoro por extraer en un futuro más o menos lejano. En lugar de acumular esta riqueza en reservas intocables que aseguren la prosperidad del país, decidieron usar el dinero para comprarse votos, sin darse cuenta de que a largo plazo el crédito disminuye con el gasto desmedido. Una manera más inteligente de beneficiar al país sería equivalente a poner nuestro dinero en ahorros y gastar solo los intereses. En el caso de un país como Venezuela, alentar y promover la empresa privada a crear empleos dignos y productivos daría suficientes ingresos al gobierno para mantener sus actividades más básicas en lugar de hacerse el empleador número uno no solo del país sino de Latino América entera. Recuerdo haber leído en los 80 el caso de un hospital público con una sola ambulancia pero 9 choferes cobrando salario por manejarla. Hoy, el número de ministerios y empleos burocráticos se han agigantado. Empleos estos que son mayormente improductivos que no contribuyen con nada al bienestar de la ciudadanía. Mientras más se monopoliza todo, mejor el chance de corrupción. El objetivo de la clase política socialista no es desarrollar el país, es enriquecerse personalmente.

Aún hoy, tenemos a prominentes políticos como Henrique Capriles que continúa a decir que en la pobreza se debe a la “injusticia social” indicando que hay que “redistribuir la riqueza”, una riqueza que está predominantemente en los bolsillos de la clase política socialista. En Venezuela es rutina crear programas sociales grandiosos, que comienzan con bombos y platillos, un gran gasto inicial, y con mucho crédito para el gobierno de turno. Después de unos cuantos años o hasta meses, el dinero requerido para mantener el esfuerzo se acaba, y entonces el programa se hace una carga, no una solución. Para entonces ya nadie habla del famoso programa, es entonces hora de inaugurar un nuevo programa con bombos y platillos, y así sigue el ciclo vicioso. 


Venezuela necesita cambiar de rumbo. El dinero de PDVSA (si es que se puede recuperar a la empresa) debe ser distribuido entre los venezolanos por igual y sacar a la clase política socialista de la ecuación. Los gobiernos deben estar encargados de promover la empresa privada en lugar de tomarla por asalto. Solo entonces veremos un crecimiento económico como nunca antes en nuestra historia, y la pobreza comenzará a disminuir paulatinamente. Ese es mi sueño para Venezuela. La única manera de generar una vida mejor para nuestros hijos.

sábado, 31 de mayo de 2014

Solucionando los Problemas de los Pobres

La clase política socialista que ha gobernado a Venezuela desde los años 50, poco a poco se ha olvidado de la retórica del progreso, y ha preferido el lema de “resolver los problemas”, principalmente “el de los pobres”. Obviamente, los pobres tienen el problema de la pobreza. Lo que cuesta creer, basado en la experiencia de los últimos 60 años, y en especial los últimos 14 años, es que los políticos sean las personas más capacitadas para “resolver los problemas”, a no ser los suyos propios. Peor aún, al insistir que su motivación es resolver nuestros problemas, nos ponen en actitud negativa, pues asumen que no tenemos la capacidad de resolver nuestros propios problemas. Nos ponen en dependencia total de ellos, de manera que abdiquemos nuestro poder personal y en el proceso les demos nuestro dinero, nuestra parte de PDVSA, y de hecho nuestro futuro, para que ellos dispongan como les parezca. 

Afortunadamente hay unos pocos que nos quieren hacer ver que hay una mejor forma de vivir a la que podemos aspirar. Esto de por sí es una forma de pensar mucho más positiva. ¿Pero es esto suficiente? Si un político en Venezuela dijera que su objetivo es ampliar la clase media y llevar a la mayor cantidad de pobres a esa clase media tendría todo mi apoyo, sin duda ni prejuicio. De hecho estaría dispuesto a trabajar porque tal individuo llegara lo antes posible a la presidencia. Los problemas de los pobres se puede resumir en uno: “La Pobreza”. De manera que ponerse a resolver “los problemas de los pobres”, uno por uno, al final de cuenta no resolverá nada porque no se puede ser pobre sin problemas. La clase política socialista entiende esto, y por eso nos quiere dependientes y dudosos de nuestras capacidades. En lugar de buscar “problemas que resolver”, los políticos se deben dedicar a buscar la manera de crear inversión y atraer fuentes de trabajo productivos que nos saquen del subdesarrollo, y nos lleven a ampliar la clase media.

La clase media, tanto como las necesitadas, se ha dejado seducir por la retórica socialista como manera de absolverse de sus pecados de omisión de no poner de su parte para “resolver el problema de los pobres”. Esperan poder dedicarse a mantener su estatus económico relativamente confortable, sin tener que preocuparse por los cerros que tan distintamente nos rodean. Tal vez la manera más fácil de ayudar a resolver “los problemas de los pobres” sería adoptar uno de ellos y darle suficiente auto-estima y apoyo para que lograra sus propias metas, y enseñarle que no hay sueño inalcanzable para aquellos que creen en su poder personal.

Cuando la clase política socialista dice que quiere “resolver los problemas de los pobres” debe despertar nuestras sospechas, porque la experiencia nos dice que lo que quieren es más poder para enriquecerse, para controlar nuestras vidas y para perpetuarse en el poder. Si en lugar de quejarnos por nuestro infortunio, nos consideramos responsables de nuestra situación, nos daremos cuenta que al votar por ellos, hemos abdicado nuestro poder a su favor. Al abdicar nuestro poder, perdemos nuestra capacidad de resolver nuestros problemas con la esperanza de que el gobierno lo haga por nosotros. Al final de cuentas, ellos no tienen mayor conocimiento de como resolver nuestros problemas que nosotros mismos. Embriagados de poder, se hacen sordos a nuestras exigencias y se dedican solo a proteger sus intereses.


Como venezolanos, deberíamos todos exigir a la clase política socialista, que cambiara de una vez por todas su retórica y se dedicara en promover el crecimiento económico, la empresa privada, y la actividad productiva que no gobierno alguno puede crear. Dejemos que los venezolanos “resuelvan sus problemas” facilitando la creación de empleo productivo y el progreso de la Nación completa.